Un grupo de ex-peleadores demandó a la empresa por una serie de prácticas controvertidas. En unas semanas más, el sistema judicial estadounidense podría ser el escenario para una pelea de proporciones entre ex peleadores y la empresa que elevó las MMA a la categoría de fenómeno global.
En el vertiginoso mundo de las artes marciales mixtas, el Ultimate Fighting Championship ha sido una fuerza dominante, atrayendo a millones de fanáticos y catapultando a sus peleadores al estrellato mundial. Sin embargo, detrás de las luces y la acción del octágono, se está librando una batalla legal que podría tener repercusiones de largo alcance tanto para los atletas como para la organización.
En enero de 2024, un juez federal dio luz verde a una demanda colectiva de $1.6 mil millones contra UFC, presentada por un grupo de unos 1,200 atletas activos entre 2010 y 2017. Estos atletas reclaman salarios perdidos, acusando a la empresa de utilizar tácticas ilegales para reducir sus pagos. La cuestión central es si UFC aprovechó su supuesta dominancia para atraer talento de élite y limitar el acceso de los promotores rivales a suficientes atletas de alto nivel para competir.
Los detalles de la demanda colectiva a UFC
La demanda ha puesto en evidencia prácticas como las cláusulas de no competencia y no contratación en los contratos de los atletas. Esto limita las oportunidades fuera de la UFC. Estas prácticas, según los demandantes, han permitido a la UFC pagar a los atletas menos de su valor de mercado.
El caso se presenta como un hito significativo para un deporte que ha evolucionado de ser entretenimiento de nicho con una reputación brutal a convertirse en uno de los deportes de espectáculo con mayor crecimiento en el mundo. Sin embargo, la naturaleza de las relaciones laborales en la UFC y la industria deportiva en general está siendo cuestionada como nunca antes.
Los atletas argumentan que la empresa actúa como un monopolio, utilizando su tamaño y poder para asegurar a una masa crítica de luchadores de MMA de alto nivel a través de contratos desfavorables. En particular, objetan las cláusulas de no competencia y no contratación en sus contratos.
Los argumentos que UFC entregará en el caso
Según los demandantes, estas restricciones contractuales han permitido a la UFC pagar a los atletas por debajo de su valor de mercado. A diferencia de las ligas deportivas mayores como la NBA y la NFL, donde aproximadamente la mitad de los ingresos totales de la liga se destinan a los salarios de los jugadores, en la UFC, la participación de los peleadores es aproximadamente el veinte por ciento de los ingresos brutos del evento. Sin embargo, las peleas de UFC son promociones basadas en eventos, no deportes de equipo como la NBA o la NFL, por lo que la empresa absorbe todos los costos de producción y creación de eventos, haciendo que las comparaciones de reparto de ingresos sean difíciles de equiparar.
Por otro lado, la empresa argumentará que ha ampliado las oportunidades para todos los atletas de MMA al hacer inversiones significativas. Esto incluye gestiones de lobby para que los estados autoricen las peleas y seguros para los atletas, para «profesionalizar» el deporte. Además, mientras los demandantes alegan un mercado geográfico exclusivo para EE. UU., la UFC afirma que sus atletas provienen de todo el mundo y compite con promotores de MMA mucho más allá de las fronteras de EE. UU.
Los efectos que podría tener la demanda colectiva a UFC
El impacto potencial de la decisión en este caso es enorme. Si los demandantes tienen éxito, podrían cambiar el panorama de negociación en favor de los atletas y establecer precedente para otros deportes y organizaciones. Esto podría llevar a una mayor demanda de transparencia, equidad salarial y mejores condiciones para los atletas en las MMA.
Sin embargo, mientras se desarrolla el caso, la situación en el terreno cambia rápidamente. La competencia global aumenta, con países como Arabia Saudita invirtiendo grandes sumas de dinero en promociones rivales de UFC.
Además, el crecimiento explosivo de las apuestas deportivas también está influyendo en el panorama financiero. Con más estados legalizando las apuestas y las ligas deportivas colaborando con empresas de apuestas, los ingresos potenciales son enormes. Esto plantea preguntas sobre cómo se distribuirán dichos ingresos entre los atletas y las organizaciones.
En resumen, la demanda colectiva a UFC no solo se trata de una disputa entre peleadores y la empresa, sino que también refleja tensiones más amplias en la industria deportiva en términos de poder, equidad salarial y oportunidades. El resultado de este caso podría definir el futuro de las negociaciones contractuales en el mundo del deporte y establecer estándares para la relación entre los deportistas y las organizaciones que los representan.